Este poema trata de mi ciudad, de Barcelona, con la tengo una relación de amor y desamor. Amor cuando recobra sus encantos fuera de temporadas turísticas y desamor por lo que se convierte cuando es invadida por tanto visitante. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No, fue distinto, igual que lo éramos nosotros y quizá por eso lo hemos mitificado.
La plaza Real, extrañamente vacía
PASEANDO POR BARCELONA
He vuelto a caminar por mi ciudad en este invierno que sabe a primavera, sin estar rodeado de las hordas turísticas a las que les vendimos el alma y el encanto; ya volverán en temporada alta, pero hoy me reconcilio y recorro las calles, como antaño, de la “ciudad de los prodigios”. Hay nuevos escenarios, todo lo vivo cambia, como he cambiado yo, ¿o soy el mismo hoy, que cuando recorría esa “ciudad canalla” hace ya tantos años? El prisma de la juventud mitificó recuerdos y lugares que sin duda hoy sentiría de forma diferente. Por eso, en esta cálida mañana que engaña al calendario, intento aprovechar mi Barcelona, permutando un antaño, que ya no volverá, por el disfrute de un presente, mientras me deje el veterano cuerpo que transporta mi espíritu. Y cuando vuelva el aluvión e inunde la ciudad, esa “Barcelonandia” que no sentimos nuestra, será el momento de migrar a uno de esos lugares que mantengo en secreto para evitar que se conviertan, como otros, en paraísos tristemente perdidos.
He dedicado varios poemas a Barcelona. Entre ellos en "Barcelona, ciudad canalla" recuerdo la época preolímpica y preturística de los 70's y 80's del pasado siglo y su ambiente que hemos mitificado por aquello de que coincidió con nuestra mitificada juventud. Luego ha sufrido, sobre todo en verano, la invasión turística que la ha desnaturalizado y convertido en ese parque temático que denomino "Barcelonandia". Por suerte, en épocas poco turísticas aún la podemos disfrutar, sobre todo si evitamos ciertas "zonas cero".
Nota técnica: Este poema, que algunos calificarán de prosaico es una silva de impares blanca sin asonancias perceptibles que combina heptasílabos, eneasílabos, endecasílabos, dodecasílabos (7+5), alejandrinos y hasta un tridecasílabo cuaternario (en el penúltimo verso), conjunto que mantiene un ritmo armónico y justifica los cortes versales. Para mi, la existencia de ese ritmo acentual interno es lo que distingue a un poema de la prosa. Otra cosa será si escribimos sobre profundos sentimientos líricos, que pueden justificar un verso libre.
Si estáis interesados en conocer los fundamentos métricos, en mi libro "Métrica poética del idioma español" se explica todo lo relacionado con metros, ritmos, rimas y distintos tipos de estrofas, con muchos ejemplos y de modo que sea riguroso y a la vez no complicado de entender. Como siempre digo: "Hay que conocer las normas, aunque sea para saltárselas, ya que en caso contrario el salto es al vacío". Leed este u otro de los manuales de métrica disponibles en el mercado y podréis construir un poema con ritmo.
Este poema se escribió hace 8 años y lo reescribí en parte después de la pandemia. Su objetivo es animaros a disfrutar del día Sant Jordi en que libros y rosas, con su luces y sus sombras, invadirán Barcelona, e invitaros acompañarme en alguna de las mesas en que estaré. Aquí os explico de qué van estos libros; si os interesa alguno y no podéis venir los podéis conseguir en Amazon.
EL DRAGÓN, LOS LIBROS Y LAS ROSAS (versión de abril 2023)
El libro invade un día Barcelona con cientos de "paradas" bordeando las calles y esa Barcelonandia que tanto critiqué —por haberse vendido más que el alma al turismo— vuelve a ser lo que fue, ciudad de los prodigios en que sus habitantes se regalan cultura. Ya sé que es poco un día, pero menos es nada y quizá se contagie. Benéfica epidemia la de un virus que nos haga leer, en vez de la maléfica que nos dejó dos años sin fiestas que guardar.
En cuanto a rosas, sobran muchas, lo que fue tradición, la prueba de un amor, se multiplica en puro compromiso. Nos llegan a millones de países lejanos, nacieron bajo plásticos, fueron contaminantes y mueren otra vez rodeadas de plástico. No les queda ni olor, y acaban repartidas a voleo; cuida tú que las tuyas sean distintas.
En cuanto a libros, nada que criticar,
recorre la ciudad, conversa en las "paradas",
los autores te esperan con sus obras. Que la palabra se difunda siempre es bueno, y si algo no lo es, ya lo criticaremos otro día. Hoy no toca,
hoy toca regalarnos cultura y una flor.
Los libros y las rosas se merecen que los críen pensando en su destino y perfumen la mente o el olfato. Haz compra responsable, piensa quién recibirá el regalo y quién lo crea. Así, Sant Jordi vencerá al dragón que en estos tiempos luce disfraz de consumismo.
Una pequeña explicación sobre las rosas de Sant Jordi. En Cataluña se venden ese día unos 7 millones de rosas (tantas como habitantes) y la mayor parte provienen de invernaderos, cultivos con pesticidas y con precarias condiciones laborales en lejanas partes del mundo, lo que ha motivado la denuncia de organizaciones humanitarias y ecologistas.
Respecto a los libros, la facturación de ese día puede superar el 10% del total anual. Bienvenida sea, pero no iría mal un poco más de reparto y de selección de títulos más allá del bestseller de turno.
La antigua tradición de regalar un libro y una rosa, como símbolo de la transmisión de cultura y amor, ha caído en manos del consumismo. Son las sombras de este mundo que sería bueno intentar reconducir hacia las luces.
Últimamente, esa red llamada "Metaverso" (antes Facebook) no nos deja ver en el muro de entrada más que a unos pocos de nuestros contactos, y el resto de amigos o seguidores son tan virtuales como los avatares que quieren crear. Además, las entradas poéticas ya sufren "per se" un mayor ostracismo. De eso va este poema, de tener amistad o seguir a quienes te interesan y de que el sistema lo permita. Quizá es una batalla perdida, pero las guerras son largas y la esperanza es lo último que se pierde.
MÁS VERSOS Y MÁS METAS, Y MENOS METAVERSOS
Según indica Facebook, paso de cuatro mil amigos
y, cual gurú de Hamelín, me siguen tres cuartos de millar.
“Mucha mierda” diría la gente del teatro
y “mucho ruido y pocas nueces” digo yo, porque pocos me ven y aún menos me contestan. ¿Será que el algoritmo tiene alergia a los versos?, ¿será que al público le muerde la palabra poética?, ¿será que ser poema, rima con anatema?, ¿será que al escoger hay que ser más banal? o ¿será que estas redes solo pescan con versos leídos sin esfuerzo, sin tener que clicar un enlace hacia un blog, donde se abra el poema con texto y su contexto, lo que siempre es mejor?
Será lo que será, pero habrá que hacer algo, porque tanta amistad y tantos seguidores se corresponden poco con lo que nos ofrece esta red “metaverso”, sin versos y sin metas, que apuesta por un mundo de avatares mucho más manejables que los mundos reales. Por pedir, lo que pido son amigos que opinen tanto bien como mal, y si son seguidores que sigan el camino del verso como meta y no del “metaverso”.
Lanzado está el mensaje, quien no esté interesado en mi poética que vire su timón hacia otros rumbos, y que, los que quedemos, interactuemos mucho más con constructivas críticas o aportes, para ser, realmente, amigos de los versos.
Este poema contiene quejas y no tendría que quejarme de mi visibilidad poética, ya que hace un año que mi blog "La palabra es mágica" superó el millón de visitas. Pero concretando en la difusión a traves de "Facebook", sí que me quejo de ese algoritmo que limita lo que veo y a los que me ven, y de la poca interactividad de esta red que me anuncia cantidad de amigos y seguidores a los que no suelo ver por el muro.
El principal objetivo de una red social debe ser la interacción a través de los comentarios a los contenidos que se cuelgan. Yo prefiero enlazar mis entradas a mi blog, que siempre es un mejor y más amplio depósito de contenidos, al incluir más información del texto y del contexto, pero observo la pereza de muchos visitantes en ir más allá de lo expuesto en el muro de entrada.
Respecto a la proclama, si habéis llegado hasta aquí y no os interesa mi poética, ni la de los poetas que cuelgo, podéis retirarme vuestra amistad o dejar de seguirme. Ningún problema, lo que pretendo es que a los que continuen les interen los contenidos y sean más participativos, teniendo en cuenta que la crítica constructiva es una mejores herramientas de mejora poética.
El problema es que los que no hayan llegado hasta aquí, y no les interese el tema, seguirán como amigos y seguidores durmientes sin aportar nada. Que yo sepa, no hay en esta red una herramienta para actualizar periódicamente amigos y seguidores que nunca ven tus entradas.
Y hablando del "metaverso" y sus dos significados y etimologías: "metaverso", verso que trata del verso (como la "metaliteratura" es literatura que trata de la literatura) y "meta-universo" > "metaverso" (como universo virtual en internet), tienen muchas semejanzas. Aquí tenéis un interesante artículo de Joaquín Mattos sobre este tema.
Como siempre, y sin perder la esperanza, espero comentarios, sean del signo que sean, tanto en el blog como en las redes sociales en las que cuelgo un resumen y un enlace a esta entrada.
Un año de pandemia es mucho tiempo, y más cuando el rio de la vida se va aproximando a ese mar proceloso sin horizontes, ni islarios de refugio. Un año es mucho, y no tenemos claro cuánto más va a durar esta pandemia y lo que nos costará recuperar nuestras costumbres.
UN AÑO DE PANDEMIA
Un año sin abrazos y sin besos, sin cenas y sin copas con amigos, manteniendo distancias, sin mostrar los rostros ni las almas, olvidando nuestra forma de ser y convivir.
Un año en que perdimos allegados, sin poder ni siquiera despedirlos, más allá de un recuerdo por las redes que suena a frase hecha, a burda excusa por no poder acompañar el duelo.
Un año que reduce nuestras vidas, en un punto del cauce muy sensible, porque ya queda poco para un mar de horizontes perdidos, bajo brumas que no albergan islarios de refugio.
Un año que no acaba, que prosigue entre nubes que ocultan aquel sol que iluminaba rutas de ilusiones. Será una lucha larga y, si hay victoria, precisará perder muchas batallas.
Un año en el que el miedo se ha instalado como clave de bóveda y la gente se confina olvidando que la vida es aceptar vivir burlando al riesgo, pues no suman los tiempos de prisión.
Un año que he perdido y no sé cuántos tendré para olvidar. No quedará por mí el intento de empezar de nuevo, si prosigo el camino está por ver, hará falta esperar a otro poema.
Esta pandemia nos ha hecho escribir bastante, sea por el tiempo de confinamiento que sufrimos o porque era algo que no preveíamos en nuestras vidas. Yo emprecé hace un año con "La humanidad pende de un virus", proseguí dia a día con las "Espinelas del confinamiento" mientras estuvimos encerrados, y creí cerrar el tema al inicio del verano con "La nueva normalidad". Desgraciadamente el problema sigue abierto y he tenido que recordar su aniversario. Espero que el proximo poema sí que cierre la serie con la vuelta a "La antigua normalidad".
Nota técnica:
Inicialmente coloqué como penúltimo verso, "si lo consigo, o no, aún no está escrito,". Este verso ha desatado la polémica en un foro poético ya que hay quien considera que "aún" siempre ha de ser bisílabo y entonces el poema se va de metro y se convierte en un difícil dodecasílabo:
Yo, y otras instituciones como el Instituto Cervantes, opinamos que una cosa es la acentuación y división ortográfica de las sílabas, y otra la fonética. Por eso, el "aún" antepuesto puede pronunciarse como átono y monosílabo:
si- lo- con-si-go, o- no,- aún- no es-tá es-cri-to, - 11(4.6.9.10) Con este escandeo sería endecasílabo y para mí no hay problema en pronunciar un "aún" monosílabo. Ahora bien, es verdad que este verso tiene otros problemas: la sinalefa "consigo, o" desvirtúa bastante el significado; también la otra sinalefa "está escrito" coloca dos tónicas seguidas en 9ª y 10ª sílaba, lo que tensa el final del verso.
Por ello, y aunque sigo defendiendo al "aún" antepuesto como monosílabo por sinéresis, creo que es mejor cambiar el verso para facilitar el recitado. Porque nunca tenemos que olvidar que la poesía nunca es solo un texto escrito, como lo es la prosa, sino que precisa del recitado para que muestre toda su plenitud.
Con el verano nos llega la "Nueva normalidad" que no sabemos muy bien el porcentaje de normalidad que va a tener. Yo le dedico un poema como cierre de estos tres largos meses anormales que nos ha tocado sufrir. Empecé el ciclo con "La humanidad pende de un virus" cuando nos confinaron y continué durante la parte más dura de la reclusión con las cuarenta "Espinelas del confinamiento" y ahora espero cerrarlo definitivamente.
ANTE LA NUEVA NORMALIDAD
Al llegar el verano, los que mandan nos encienden el ámbar del desconfinamiento. Han sido unos cien días de dudas, de mentiras, de poca previsión, de buenas intenciones, de mucha solidaridad, de entrega…; en los que hemos pasado de no salir de casa a ser los reos de la “nueva normalidad”, concepto que no sabemos exactamente lo que es, ni lo que durará, ni si será normal. Poco sabemos, aparte de que es nuevo, porque ha pasado más de un siglo desde la última pandemia en nuestras tierras.
Por aquello de “hacer de la necesidad virtud” hemos buscado invertir esos meses en ponernos al día de todo lo pendiente; yo, por ejemplo, he acabado dos libros que ya están a la venta, aunque no haya podido convocaros a ese bautizo laico que, al menos para mí, es lo mejor de una publicación. Por eso, y por lo otro, hubiese preferido seguir con los agobios de la normalidad no adjetivada.
En este tiempo hemos dejado jirones de la vida, conocidos, amigos, familiares, a los que el virus ha vencido, y no sabemos si también nos cambiará la vida en ese próximo futuro, que para unos es relativamente poco y para otros es mucho, todo depende del previsible trecho que quede hasta llegar a ese horizonte, en el que el mar ya no es camino ni nos ofrece un buen destino.
Un poema bastante prosaico, pero es que la situación no da para lenguajes floridos ni barrocas imágenes líricas. La forma poética, como cualquier género literario, se ha de adaptar al medio y al contenido.
Ya que he citado a los dos libros en papel que he editado y puesto a la venta durante la reclusión aprovechando las nuevas tecnologías, os informo algo de los dos. Islario de pasiones es un libro de poemas sobre la adicción por los mares y las islas griegas, dudando entre continuar el camino o recalar en alguno de los destinos, aquí os lo explico un poco más. En cuanto a Métrica poética del idioma español español, revisado y ampliado en diciembre de 2023, es un tratado de métrica, o sea del porqué de la armonía de los versos de un poema; todo poeta debería tener conocimientos de métrica, porque "hasta para saltarse las normas hay que conocerlas, ya que si no, el salto es al vacío" y creo que el libro también ayuda a los buenos lectores de poesía, aquí os explico más de qué va.
Ahora solo falta que os gusten para que mi aislamiento haya sido productivo.
Escribí este poema anoche. Hoy después de asistir a la manifestación "¡Basta! Recuperemos la cordura" creo que puedo y debo colgarlo. Tan sólo he añadido una frase de Jean Monet, que ha citado Josep Borrell, porque encaja perfectamente en lo que yo querría decir, las fronteras separan y provienen de las guerras. Este pueblo tiene que seguir conviviendo, y yo aunque defienda mis ideas "no quiero vencer, quiero convencer", porque las guerras las perdemos todos, hasta los que las ganamos.
YO NO QUIERO VENCER, YO QUIERO CONVENCER
“Las fronteras son las cicatrices de la historia” (Jean Monet)
¡Cómo
puedo ponerme delante del teclado
e intentar
enviaros un poema
si este
pueblo está roto!
Y cuando
digo “pueblo” me refiero
a los que
compartimos territorio,
porque
pueblos no hay
en el
sentido de exclusión que pretenden algunos.
¿Cómo
puedo escribir en este maremágnum,
con
cientos de WhatsApp’s,
debates en
las teles y en las radios,
caceroladas
y manifestaciones?
Puedo y
debo para vencer al odio,
ese cáncer
del alma que separa,
que nos
radicaliza,
que nubla
la razón y ensalza fes.
Si se sabe
y se quiere,
al
transformar los sentimientos en palabras
escritas,
se moderan
los gritos, se templan opiniones,
y se
buscan concordias.
Y eso no
es ser equidistante,
es
defender lo que creemos justo,
pero
sabiendo que el contrario
no ha de
ser tu enemigo,
porque si
hay enemigos es que hay guerras
y supongo
que nadie quiere guerras,
ya tuvimos
bastantes en la historia.
Lo que me
asusta más, lo que da miedo,
no es el
coste económico de esta confrontación,
eso tiene
remedio en unos años
y, además,
el dinero
no hace al
mundo feliz, sino su buen reparto.
Lo que me
asusta más es que rompa el pueblo,
ya que esa
cicatriz no se sutura fácilmente,
los amigos
se enfrentan, las familias no hablan,
los
vecinos se ignoran, la razón ya no importa…
sino
hundir al contrario, porque no es de los “nuestros”;
En mi opinión, esta manifestación multitudinaria ha sido la más transversal (aparte de las de rechazos de golpes de estado, atentados y muertos por el terrorismo) en Barcelona desde la "diada" de septiembre del 77. La "mayoría silenciada" ha salido a la calle en defensa de Cataluña y España, y quienes han hablado han pedido firmeza en el cumplimiento de la ley (como debe ser en toda democracia), pero también diálogo, porque hemos de seguir conviviendo juntos y hay que detener la ruptura a la que nos llevan los políticos golpistas y los ineptos.
Asistí a otra gran manifestación en Barcelona el 26 de agosto con el lema de "No tinc por (No tenngo miedo)". Era contra el terrorismo, pero por desgracia muchos manifestantes la aprovecharon para sus intereses particulares e insultar a quienes hemos elegido democráticamente. Hoy, por suerte, no ha sido así.
El 26 de agosto de 2017 asistí a la manifestación en Barcelona contra el terrorismo y el bábaro atentado de "Las Ramblas", que con el lema "No tinc por" (no tengo miedo) debería haber mostrado la unidad de la gente de bien frente a la barbarie. Desgraciadamente no fue así, e intento transmitir mi decepción, mi rabia, mi vergüenza ajena y mi miedo.
"NO TENGO MIEDO" (NO TINC POR)
“No tengo miedo”, tengo un gusto amargo
mezcla de
decepción y rabia contenida.
Salimos a
la calle buscando la unidad,
el mensaje
era claro: olvidad diferencias,
los malos
son los otros, los que matan
en el
nombre del dios que reina en el infierno.
Éramos muchos,
pero
faltaron más y otros sobraron.
Sobraron
las banderas que separan,
en el día
en que la única frontera
debía ser
para todos la que cerca al terror.
Sobraron quienes
rompen
pancartas
por la paz y la justicia
que no
estaban escritas en su lengua,
que
también es la mía.
Sobraron
los letreros partidistas
en clave
electoral o identitaria,
cuando
somos un pueblo frente a la vil barbarie.
Sobraron
esos gritos que rezumaban odio
contra
nosotros mismos,
porque
gritaban contra quienes vinieron a apoyarnos.
Sobraron unas
bestias coreando “asesinos”,
no a
quienes han matado en nuestras calles
sino a
aquellos que representan a la ley y al estado.
Y no os
hablo de oídas, porque yo estaba allí
y me hicieron
sentir vergüenza ajena
No quiero
exagerar, los energúmenos
no eran la
mayoría de la gente,
la mayoría
silenciosa era de bien,
pero eran
muchos
y no
supimos, o quisimos, hacer que se callasen,
les
dejamos tener la hegemonía.
Por eso me
confieso
asumiendo
la culpa que me toca,
al ver que
casi todos los políticos
han
declarado en clave “política-correcta”.
Y no ha de
ser así, y hay que decirlo,
eso ayer
no tocaba,
tocaba la
unidad en el “No tengo miedo”,
aislar al
terrorismo y sus soportes,
condenar
al mal dios que inventan quienes odian,
y auxiliar
a las víctimas con palabras y hechos.
Ahora “tengo miedo”, miedo de que esta falta de unidad y el odio entre los nuestros, dé alas al terror y venza el caos. Aún estamos a tiempo de luchar todos juntos, si el sentimiento es puro y rige la razón.
Un año después se ha efectuado un acto organizado por el Ayuntamiento de Barcelona, para recordar a las víctimas del terrorismo. En mi opinión, un acto planteado con bajo perfil, vergonzante y con poca asistencia (no se llenó ni la Plaza de Cataluña) que refleja la división existente en Cataluña y la incapacidad de dialogo.
Para evitar enfrentamientos y la politización del acto, se adujo que el protagonismo tenía que recaer en las víctimas. Esto está bien, pero si se hace un acto es para que las víctimas y sus familiares sientan el apoyo de la ciudad y no lo sintieron, ya que no se animó la asistencia de público y las entidades soberanistas decidieron no participar porque sólo lo querían hacer si politizaban el acto. Y a pesar de todo lo politizaron con una pancarta anónima en contra del jefe del Estado español (el rey) y con la actitud del presidente de la Generalitat.
En resumen, lamentable, pocas ganas de convocar para evitar problemas, muy baja asistencia de público y actitudes políticas incapaces de olvidar actitudes partidistas. El pueblo de Barcelona ha perdido la oportunidad de demostrar que, al menos por respeto a las víctimas, se pueden olvidar por un día los problemas que dividen a nuestra sociedad catalana. Estas espinelas intentan reflejar lo que sentí:
El silencio es mal recurso
cuando algo hay que denunciar
al hombre distingue hablar
y elaborar un discurso.
Me temo que eso está incurso
en la falta de consenso,
que deja al bien indefenso
ante la maldad de quienes
nos consideran rehenes;
perdonad, es lo que pienso.
¡Qué vergüenza!, la ciudad
no pudo llenar su plaza,
y se impuso la mordaza
de la falta de unidad.
Si honrar a la libertad
ante falsas religiones
no unió nuestros corazones,
mal rumbo toma esta historia
y me temo la victoria
de la fe ante las razones.
Ricardo Fernández
Adenda de agosto de 2022
Han pasado 5 años desde el bárbaro atentado y otra vez hemos visto la nota discordante. En el homenaje a las víctimas en Las Ramblas, se rompió el minuto de silencio por algunos energúmenos independentistas que gritaron consignas contra el Estado español y su supuesta implicación en los hechos. Aunque fueran pocos, recibieron el soporte de la expresidenta del Parlament, Laura Borràs, a la que hace unos días se ha obligado a dimitir porque va a ser juzgada por corrupción. El hecho en sí es vergonzoso, pero lo es aún más la falta de una condena clara de los partidos independentistas, sobre todo Junts per Cat, del que Borràs es presidenta.
La palabra es mágica, mi blog de poesía, al llegar a las 500 mil visitas se autodedica un poema y aprovecha para reflexionar sobre futuras singladuras. El rumbo a seguir lo marcarán el navegante y los vientos que soplen sus lectores. ¡Ojalá tengamos un buen destino y un mejor camino!
Los "posts" o "entradas" son los artículos poéticos que voy publicando en el cuerpo del blog, y que se ordenan de manera cronológica. Además, suelo colgar otras entradas, con un breve comentario y un enlace a estos “posts”, en Facebook u otras redes sociales. Medio millón son muchas visitas, y más si se trata de poesía, por más que algunas lleguen por despiste o de "robots" que no sé qué quieren encontrar por aquí de valor, a parte de los poemas. Por ello, mi agradecimiento a mis visitantes; pero uno que es muy crítico consigo mismo y con los demás, sigue pidiendo más comentarios buenos o malos a las entradas. Esa es la esencia del blog, la intercomunicación con sus lectores.
Además de ver las entradas correlativas colgadas en el muro central, creo que es sencillo navegar por este blog. En la columna de la derecha hay una serie de enlaces a páginas de información como los indices de poesía ajena (201 posts) o propia (153 posts), antologías poéticas específicas, información sobre mis libros, comentarios métricos, etc. Luego está el archivo por fechas de las entradas del muro, y en la parte baja de la columna las etiquetas que llevan a la temática de mis poemas o a la época de los autores antologados. Todo ello está explicado en La poética del blog que es una suerte de "Ayuda para navegantes". Repito mi agradecimiento a todos y espero vuestro viento, en forma de comentarios, que de alas a nuestra singladura.
Dijo Picasso: "La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando" y
otros muchos como Edison, García Márquez o Stravinsky han citado que se precisa
mucha más transpiración que inspiración para innovar o crear una obra de arte.
Pues de eso y de algo más va este poema, de la necesidad de conocer la
tradición para innovar y de que escribir no es un juego, sino un oficio que une la artesanía con el arte. Pero uno no
quiere dar doctrina, sino sólo consejos sujetos a crítica o discordancia.
LA INSPIRACIÓN TE LLEGA TRABAJANDO Hay que
tener raíces para poder volar;
raíces que no atan, que dan alas,
porque la
tradición enseña los caminos.
Las
rupturas precisan suelo firme
para coger
impulso antes del vuelo.
Esa es la
disyuntiva del poeta
—o de
quien quiera ser innovador—,
para
romper las normas
primero
hay que sabérselas muy bien.
Escribir
no es un juego, es un oficio
que une la
artesanía con el arte;
no son
frases en vano las que dicen:
"la inspiración te llega trabajando",
o “el
primer verso es de tu musa
y tú te
curras todos los demás”.
Por eso
vuela alto con los pies en el suelo,
que lo uno
es compatible con lo otro.
No creas
que pretendo dar doctrina,
cuando se
llega a estas alturas o bajuras
me tienta
mucho más la heterodoxia
y a lo más que me atrevo es a dar un consejo, si te sirve lo tomas y si no, tan amigos.
Como he dicho al inicio, esto es sólo un consejo que admite y espera críticas u opiniones discordantes, que de todo se aprende. Si os interesa la metapoesía, o sea la poesía que trata de sí misma, aquí tenéis otras que he ido publicando en el blog.
Y ya que en este post hablo de normas, si estáis interesados en saber más de Métrica, o sea de los principios y porqués de esa armonía versal
que distingue al poema de la prosa, podéis consultar mi tratado "Métrica poética del idioma español", ampliado en diciembre de 2023,
que los explica de una forma sencilla, pero rigurosa. Aquí os dejo una sinopsis del libro.
Recordad, si sois partidarios del verso libre, que “hasta para saltarse las
normas hay que conocerlas previamente, si no queremos que el salto sea al vacío”.
Mis poemas no suelen ser metafísicos, pero permitidme este divertimento que querría tratar racionalmente algo muy difícil de comprender: El origen del Universo y la ausencia previa del tiempo. De la fe, como no se razona, cada uno con la suya, y del futuro pienso que lo tenemos mal.
JUGAR CON FUEGO
A este mundo le quedan pocos telediarios.
Y si digo que pocos puedo decir cien mil
que en la práctica es nada si lo comparas con
la edad del universo, nacido en un “big bang”
por mor de la materia que, aburrida sin
tiempo,
puso en marcha este juego.
Su par, la antimateria, le advirtió del
peligro:
“Ojo con la energía, crearás los infiernos
y más cuando colocas al frente del negocio
a un dios sin experiencia, escogido al tuntún,
con las mejores cartas que no sabrá jugar,
le falta habilidad.”
A esta energía en el tiempo —que todo modifica—
llámale evolución, o capricho de un dios
por observar el cambio que no existe en la nada.
¿Si no hay tiempo qué hay? Si no lo hay, lo hay todo;
si no hay tiempo no hay fin ni siquiera principio,
porque ya nada es físico. Ese juego de riesgo se le fue de las manos,
explosión de galaxias, condensación de estrellas,
planetas, lunas, gases, los sistemas solares,
y lo que cambió todo, cuando por simple azar
apareció la vida y con ella la muerte
que la lleva de huésped.
Al principio se mata por mera subsistencia
pero luego se sigue por busca de poder,
por odio o por venganza. Es la contradicción
que llevará al principio, cuando el experimento
se agote por sí mismo y a los antagonistas
se les muera la vida. ¿Cuánto falta?, no mucho
y si se tiene suerte
quedarán unas brasas, briznas de lo anterior,
que podrán retomar ese juego macabro:
bacterias, fotosíntesis, la evolución maldita
que conduce al inicio. ¿Dije suerte...?, desgracia
debería llamarla. ¿Y qué haces tú,
materia?, ¿te divierte este juego?,
¿extinguirás el tiempo o cambiarás al dios
que jugó mal las cartas, llevando todo ases?
Por una vez te rezo y pido para el mundo, desde mi finitud de agnóstico leal, otra oportunidad.
Se dice que no es bueno explicar los poemas, pero yo creo que a veces no viene mal, pero no como prólogo sino como epílogo. Bueno, más que explicarlo os enlazo con un minirrelato que escribí, Juego macabro, que fue donde se inspiró este poema.
Y ya que hablo de ese minirrelato, os recuerdo que pertenece a mi libro Cuentas de cuentos, que a través de ese enlace informativo podéis adquirir el papel o en digital. Este es el vídeo de promoción.
Y éste es el libro.
Nota métrica sobre el poema: Para los interesados en la estructura métrica este poema esta formado por estrofas de seis versos en que los cinco primeros son alejandrinos (7+7 sílabas) y el sexto es un heptasílabo que rima en asonante con el quinto. No hay más asonancias dentro de cada estrofa. Los versos alejandrinos son útiles para exponer relatos, ya que no implican estructuras rítmicas difíciles.
Si os interesan las estructuras métricas de los poemas, que es lo que les da la armonía que los distingue de la prosa, podéis consultar mi libro "Métrica poética del idioma español" que he revisado y ampliado en diciembre de 2023. Este libro interesa tanto a los autores de poemas como a los lectores y permite conocer las estructuras de las distintas armonías versales, o de su ausencia en el verso libre ya que "para saltarse las normas es preciso conocerlas previamente, si no queremos que el salto sea al vacío".
Este poema dedicado a la Barcelona preolímpica y preturística de los de los sesentas a los ochentas tiene muchos guiños, unos más fáciles y otros más difíciles de reconocer. Tienen ventaja quienes vivieron en esta ciudad y en esa época, por si acaso os perdéis os los desvelo al final. Por si os apetece más escuchar, en este vídeo recito el poema.
Foto: Xavier Mirerachs
HUBO UNA VEZ UNA CIUDAD CANALLA
Hubo una
vez una ciudad canalla
que mojaba
la pluma en el alcohol
para
escribir directamente en vena:
"como todos los jóvenes yo vine
a llevarme la vida por delante";
una ciudad
en la que el bardo
rechazaba
el papel e improvisaba:
"versos de amor nunca serán literatura
si no me dejas escribir sobre tu piel";
una ciudad
en la que ella,
adivinad
su nombre, unos años atrás:
"abriéndose su blusa — Neno, no digas nada—
le ofreció los durísimos botones de sus pechos".
Hubo una vez
una ciudad canalla
en que un
tono del azul era más que un color
era un
templo pagano celestial
donde un
gato argentino
maullaba
en clave de rumba catalana
y un
cantautor galáctico
consiguió
hacer salir el sol a medianoche.
Hubo una
vez una ciudad canalla
donde la
sexta flota, en vez de hacer la guerra,
hizo el
amor en territorio chino;
izas,
rabizas y colipoterras
en traje
de faena les tiraban los tejos
mientras
agujereaban mármoles a golpes de tacón.
Hubo una
vez una ciudad canalla,
mucho
antes del turismo y de los juegos,
donde la
izquierda se divinizó
bebiéndose
las noches en la “boite”
de rojos
terciopelos, de copas infinitas,
de
taburetes que aún dominan escenarios;
una ciudad
que hacía equilibrios sobre sus propias luces,
mientras
un pijoaparte montaba un viejo Cadillac.
Hubo una
vez una ciudad canalla
con
cabaret travesti como playa de río,
con Piaf y
la Carme recordando a su hombre,
con los
niños terribles, con molinos sin viento,
con local
de voyeurs en tacita de plata,
con el
baile del tigre entre chulos y arrugas,
con el
arco kiosco en que el anís ardía,
con
aquella bodega donde el arte era eterno
y una cava
de jazz que por suerte aún resiste,
porque el
otro el frontón, que era pista de baile,
ya pasó a
mejor vida y es un sano gimnasio.
Hubo una
vez una ciudad que hoy
merece
nuevo nombre: Barcelolandia eres
pasto
turístico de masas, puro producto Disney.
Perdiste tus raíces, te has vendido hasta el alma,
y de
canalla nada, opositas a cursi.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? No sé.. O es la ciudad, o es que nosotros ya no podemos aguantar el canalleo. Abierto queda el tema, se aceptan opiniones, yo acabo con canción, como empecé, y disculpad que desafine: …jóvenes…, éramos tan jóvenes…
Aquí tenéis otro poema dedicado a la Barcelolandia actual, pasto turístico que nos alimenta, pero que muchos digerimos mal. Y respecto al poema canalla, para no desafinar al final , aquí está Jóvenes cantada por Los Mustangs y unas cuantas fotos de aquellos años.
Posdata: Pasados unos días, os aclaro los guiños que no hayáis sabido desvelar. Aunque algunos habéis desvelado bastantes.
1ª Estrofa: Unos versos de No volveré a ser joven de Jaime Gil de Biedma. Un fragmento de la canción de Joan Manuel Serrat Míramé y no me toques y otros versos de Conchita era su nombre del poemario Poeta en Barcelona de José Agustín Goytisolo. Los tres fueron piezas importantes de la canallesca literaria barcelonesa de esa época.
2ª Estrofa:Zeleste era la mítica discoteca de la calle Platería, donde actuaron muchos canallas entre ellos el Gato Pérez, argentino que renovó la rumba catalana y Jaume Sisa, también conocido como Ricardo Solfa, el galáctico cantautor de Qualsevol Nit Pot Sortir El Sol.
3ª Estrofa: Los buques de la 6ª flota norteamericana fondeaban en Barcelona y los marineros se solazaban en el "barrio chino" con las profesionales del sexo. Hay un libro de la época "Izas, rabizas y colipoterras" (título sacado de un soneto de Quevedo) con fotos de Joan Colom y textos de Camilo José Cela, sobre la actividad sexual del barrio. En el restaurante Amaya de las Ramblas se conservan los umbrales de mármol del portal del edificio, que tienen unos agujeros producidos por el taconeo de las prostitutas mientras esperaban clientes en la puerta de la "Casa de Habitaciones María".
4ª Estrofa: La "Gauche divine" fue un grupo, denominado así por Joan de Segarra, de intelectuales y artistas de izquierdas, la mayoría pertenecientes a familias burguesas y un típico lugar donde se reunían era Bocaccio, la emblemática "boite" de ojos terciopelos, altas copas y característicos taburetes como el que sigue utilizando Serrat en sus conciertos. Más tarde se abrió otra disco Equilibrio, en la ladera del Tibidabo sobre las luces de la ciudad, frente a otro local emblemático, el Merbeyé donde sitúa Sabino Méndez, letrista de Loquillo su canción Cadillac solitario, cuyo protagonista podría ser otro pijoaparte venido a más en un guiño a las Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé.
5ª Estrofa: El cabaret de travestis, extrañamente tolerado en la época, era el Copacabana.
En el bar Pastís, Carme la propietaria ponía música de Piaf mientras recordaba a su marido Quimet al que Josep Maria Espinàs (uno de los fundadores de Els Setze Jutges) le dedicó una canción. Les enfants terribles era otra típica disco junto a la calle Conde del Asalto y el también emblemático bar London.
El teatro cabaret El Molino, reinaba en el Paralelo con Johnson y Mary Mistral. El Cádiz era un local especial, bar en la planta baja, baile en el sótano y en el primer piso una cama rodeada de sillas donde se representaban espectáculos pornográficos. La Paloma en la calle del Tigre era un baile clásico con sillas alrededor de la pista y "macarras" que sacaban a bailar a profesionales ya entradas en años.
El diminuto kiosco La Cazalla en el Arco del Teatro servía y sirve copas de ese licor de anís.
La Bodega Bohemia, "donde el arte era eterno" porque quienes actuaban hacía ya mucho que habían pasado su buena época artística.
La cava de jazz Jamboree aún resiste en la plaza Real los embates de turismo que ha hecho naufragar su sala contigua flamenca Los tarantos a pasto de masas.
Cerca del final de las Ramblas el Jazz Colon (junto al frontón Colón) era él local con la mejor música disco de la época, frecuentada por "progres" de zona alta, marinos americanos y gente de toda ralea amante de la buena música para bailar.
Por último, cierro el poema con Los Mustangs y su "Jovenes", un icono de los que recuerdan esas épocas.
Bueno, creo que ya os he desvelado los guiños del poema que contando me suman 27. Había muchos más lugares y personajes "canallas" en aquella Barcelona que se me han quedado en el tintero, mejor así para que si os apetece me los recordéis. Y por aquello de que la oralidad es tan importante como la palabra escrita, aquí me tenéis recitando este poema: