viernes, 30 de enero de 2015

José Cadalso. Sonetos a Filis

Poéticamente el XVIII está mal considerado, pero hay unos cuantos autores que merecen nuestro recuerdo, entre ellos José Cadalso y Vázquez de Andrade (Cádiz, 1741-82). Cadalso, se educó en varios países europeos, fue militar además de ilustrado literato y tuvo una vida bastante azarosa. Se le conoce más por sus obras literarias como Cartas Marruecas o Noches lúgrubes, pero como es habitual aquí lo trataremos como poeta.




















DOS SONETOS A FILIS (*)

Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas;
ya transforma los valles en montañas,
y pone un campo donde un mar había.

Él muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios las cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.

Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene al mar y al viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.

Solo una cosa al tiempo denodado
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.

José Cadalso


Pierde tras el laurel su noble aliento
el héroe joven en la atroz milicia;
sepúltase en el mar por su avaricia
el necio, que engañaron mar y viento.

Hace prisión su lúgubre aposento
el sabio por saber; y por codicia
el que al duro metal de la malicia
fió su corazón y su contento.

Por su cosecha sufre el sol ardiente
el labrador, y pasa noche y día
el cazador de su familia ausente.

Yo también llevaré con alegría
cuantos sustos el orbe me presente,
solo por agradarte, Filis mía.

José Cadalso

(*) Bajo el seudónimo de Filis, Cadalso encubría el nombre de la actriz Mª Ignacia Ibáñez con la que mantuvo amores.


En la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes podéis encontrar abundante informacíón sobre su vida y obra; y en el portal A media voz una antología de su obra poética

Por último, si os interesa la poesía de esa época, os recomiendo Poesía española del siglo XVIII, en edición de Rogelio Reyes y publicada por Cátedra.


2 comentarios:

Marga Iriarte dijo...

Al estilo de Montaigne, no endulza la materia con la que está hecha la vida humana.

Maite dijo...

Qué gusto recordar la literatura del XVIII que como dices, Ricardo, a menudo olvidamos. Aunque ya no estemos en nuestro Siglo de oro, patrimonio de la humanidad, sus autores merecen ser leídos. También España tuvo ilustrados.