lunes, 26 de marzo de 2012

Internet no sabe a miel

Estos versos son una declaración de intenciones, pero ya sabéis que el infierno está lleno de buenas intenciones que quedaron en eso, en agua de borrajas. Por otra parte, no se debe exigir veracidad a lo escrito y la poesía tiene todo el derecho a navegar por la ficción. Resumen, unos alejandrinos rimados sobre la amenaza de la adicción al mundo virtual de internet que puede hacer que nos perdamos magníficas realidades.


INTERNET NO SABE A MIEL 

Por mucho que me tire piedras a mi tejado
y al de todos vosotros, adictos a internet,
y me arriesgue a escuchar “llueve sobre mojado,
no te crees tus palabras”, debo deciros que

sobre mi ordenador firmemente he jurado
hacer estricta dieta del uso de la red.
Y esto no es una pose, ni es un tema de enfado,
simplemente estoy harto, porque no puede ser:

Chatear todo el tiempo, enredar en feisbú,
abrir cientos de mails, contestar mil encuestas,
goglear por doquier y hacer el rendibú

a demasiados blogs de entradas indigestas.
Resumen, vuelvo al mundo y ya no es un tabú
aceptar que esa droga de secuelas funestas

me separó de las mejores fiestas,
aquellas que se acaban con un sabor a miel
si escribo poesía sobre una suave piel.

Ricardo Fernández Esteban ©

Internet: red de redes que permite interconectar ordenadores y acceder a las webs, blogs y demás redes sociales a través de las que nos comunicamos (definición encontrada en internet).


Este poema pertenece a un poemario inédito dedicado a las palabras, su significado y su relación con las personas, que toma el nombre de este blog, La palabra es mágica. Aquí podéis leer los publicados en el blog.

11 comentarios:

MiLaGroS dijo...

Uy que final mas sensual
Abrazos.

Anónimo dijo...

algún ripiazo, pero estoy de acuerdo con los alejandrinos. A pesar de eso te seguiré abriendo los días impares.
El resto (los pares) me los reservo para otras aflicciones.
Un abrazo. Ángel

Anónimo dijo...

Muchas veces es un limon y de los acidos, acidos.
No obstante, es curioso, escribes un blog y, a su vez, yo estoy leyendolo...Eso si, encima de mi mesita de noche todavía hay un libro con..."hojas de papel"

alonso dijo...

muy bueno.hermoso.real.

Flavia Company dijo...

Cierto y bien escrito. Me ha gustado.

Verba volant, scripta manent dijo...

"Sobre mi ordenador firmemente he jurado
hacer estricta dieta del uso de la red."
Muy bueno Ricardo. :)

Ricardo Fernández dijo...

Bueno pues ya sabéis, a aplicarnos el cuento y seleccionar más nuestra dedicación a los mundos virtuales para no descuidar los reales.

Unknown dijo...

Es muy cierto Ricardo,ahora,te aseguri que cuando tengo una propuesta mejor,no lo dudo ni un instante ,silencio el movil,y me dejo llevar .Al vivir en el campo,rodeada de gallinas,animalitos ,y mis adorados perros,ups...mi madrido tambien,para mi,es una puerta a mí libertad,yo no chateo,no me gusta ,prefiero hablar por tl o quedar para tomar un café,yo en la red busco lo que me interesa,intento saber la personalidad de la gente por los carteles que cuelga o por sus comentarios,miro sus fotos ,cuelgo las mias y comparo reacciones,ves virtudes y carencarencias,y te conoces un poquito mas a tí.Aprendo mucho de gente que te ayudan a entender,selecciono mucho,y eso trae un tiempo y un trabajo que no veo como perdido,todo lo contrario,voy enriqueciéndome de toda clase de tipología de gente que me seria imposible contactar de forma presencial todas a la vez.Todo en la vida tiene su parte positiva y negativa,yo decido quedarme con la positiva.Un abrazo Ricardo.Feliz Jueves.

Dany dijo...

Larga vida al soneto, larga vida a los alejandrinos...y larga vida a las mejores fiestas.
Saludos desde el Tucumán (Argentina).

Cristino dijo...

Eso lo llevo yo pensando hace mucho tiempo, Ricardo, pero luego no me atrevo a dar el paso al frente. Que te vaya bonito si lo consigues. Un abrazo.

Ricardo Fernández dijo...

Cristino, tampoco se trata de desconectar del todo, pero sí de dedicar sólo un tiempo razonable. Haciendo un símil, no es lo mismo tomarse unas copas de buen vino que ser un borracho.
Un abrazo